POR LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-¿Boicot al Mundial 2018 Rusia?
A 74
días de distancia de la inauguración del Mundial de Fútbol 2018 con sede en
Rusia, hay cierto nerviosismo en la FIFA: flota en el ambiente una espesa bruma
de sopor que amenaza con terminar politizando a la más famosa de las justas
deportivas del balompié.
En los
últimos días prácticamente el tema ha dominado
los editoriales británicos de todos los medios de comunicación
autocuestionándose –con cierto morbo- si Reino Unido, su gobierno, tiene la
capacidad de boicotear dicha competición internacional.
Un encuentro
amistoso entre las selecciones más representativas de 32 países, del 14 de
junio al 15 de julio en diversas sedes de Rusia, una nación preparada para
recibir a todo el contingente deportivo así como a los millones de turistas.
Diversos
periódicos como The Guardian y The Telegraph
deslizan, junto con otros medios electrónicos y digitales la siguiente
interrogante: ¿Could England boycott the
World Cup? Así es, estimado lector, lanzan mordazmente la especie de si la premier británica, Theresa May, puede
tener el eco y la capacidad suficiente como para encontrar los aliados externos
necesarios para hacerle finalmente el feo a los rusos y anunciar un “castigo”
al extraño caso del ex espía ruso –y a su hija- envenenados en suelo inglés.
Estos
últimos días la tensión ha subido como burbujas de champán, el cruce de descalificaciones es mutuo entre
Reino Unido y Rusia, así como de acusaciones acerca del uso del Novichok.
Por si a
alguien le quedaba duda o intentaba esconder la tensión internacional que venimos
arrastrando seriamente en largos meses, ya nadie puede negar que estamos en una
Guerra Fría 2.0; hemos, retrocedido lamentablemente 30 años atrás en el tiempo.
Las
históricas expulsiones diplomáticas -cuantiosas y significativas- no arrojan un
ganador, en el argot deportivo hay un empate técnico, en el terreno de las
relaciones internacionales prevalece un trato igual bajo los cánones del quid
pro quo.
La
semana pasada de forma conjunta salieron 120 diplomáticos rusos expulsados de
varios países tanto de la UE como de Estados Unidos y de otras partes del
mundo; nada más, Washington, anunció la inminente salida de 48 empleados de la
sede rusa en suelo norteamericano a los que sumó 12 más de la misión de la ONU;
y otras 60 personas salieron de las representaciones rusas en Europa y hasta de
Australia.
Estados
Unidos apretó más el gatillo y como represalia a las denuncias de que el Kremlin está detrás del
envenenamiento al doble agente, decidió cerrar el consulado ruso en Seattle.
En
contrarrespuesta, desde Moscú, se informa la expulsión de un total de 140
diplomáticos y el cerrojo del consulado de Estados Unidos en San Petesburgo; estos
días que, para unos han sido de asueto, los embajadores rusos y británicos han
escenificado un cruce agrio de reproches, deslindes y señalamientos en los
medios de comunicación.
El
editorial escrito por Simon Manley, embajador de Reino Unido en España, tuvo
réplica al día siguiente por parte de Yuri Korchagin, embajador de la
Federación de Rusia en España.
A
Korchagin, a quien entrevisté hace unos meses, la postura de Rusia es bastante
clara “pide cooperación y pruebas”, en voz del destacado experto en relaciones
internacionales (hace décadas estuvo en
la embajada de su país en México) “no queremos ni conflictos ni enemigos”.
A COLACIÓN
Hay una
extraña guerra de intereses es un tête à tête entre Occidente versus Rusia,
como si hubiese resucitado la vieja polémica entre el capitalismo y el
comunismo siendo que el país que comanda Vladimir Putin no tiene a la hoz y al
martillo como guía a diferencia de China, con Xi Jinping, que acaba de tatuar
con tinta dorada su “socialismo” en su Constitución como eje rector para el
presente… y el futuro.
Esto es una novela negra, y la primera pregunta que se
hace el detective cuando llega a la atroz escena de la carnicería criminal es:
¿quién es el principal beneficiario? ¿el envenenamiento de Skripal y su hija
-que va recuperándose en el hospital- obra más a favor de Reino Unido o de Rusia?
El mayor
beneficiario es Reino Unido que ha probado suerte, la ha tentado, después de
largos meses de discusiones álgidas y avinagradas (por el Brexit con sus socios de la UE) con el
inesperado caso de Skripal ha recibido un aluvión de respaldo diplomático y
hasta se ha reconciliado con sus más acérrimos críticos europeos.
¿Quién
pierde? Rusia, su recién reelecto presidente Vladimir Putin es el menos
interesado en azuzar el avispero global, él intenta pacificar Siria bien es
polémico porque respalda a un dictador que es Bashar al Assad pero quiere parar
el éxodo y no entregar el país a rebeldes ni a facciones que lo romperían;
Putin tiene enfrente el Mundial debe asegurar que éste salga lo mejor posible
con toda la máxima seguridad y sin atentados que lo empañen. Y además quiere
regresar a la escena internacional: figurar nuevamente en las reuniones del G7 del
que está vetado desde la anexión de Crimea en 2014.
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
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