La periodista y corresponsal Claudia Luna Palencia foto del 6 de septiembre de 2018
POR LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-Reino
Unido camino de una recesión
Hoy,
en Salzburgo, los líderes europeos llevarán a cabo una cita importantísima
pre-Brexit reunidos con la primera ministra británica Theresa May, reevaluarán
el contexto de la ruptura final a la que le quedan: 191 días de plazo para
consumarse totalmente.
Este
no es un divorcio cualquiera, siendo además inédito en la historia de la unificación
de la Unión Europea (UE) apenas el año pasado celebró su sesenta cumpleaños de
creación y ya muchos agoreros, fundamentalmente eurófobos, euroescépticos y
ultranacionalistas la quieren dar por muerta.
Hay
quienes advierten de que la salida de la segunda economía de la UE podría
significar el inicio de la escalada de otros países que también quisieran
deshacerse de sus lazos integradores que les obligan a tener tanto derechos
como obligaciones en respeto de sus demás socios comunitarios.
Otros
creen que la UE aprenderá de la fuga británica de su club y terminará siendo
más fuerte de lo que es cuando finalmente concluya con una larga serie de
reformas inacabadas y muchos otros pendientes para lograr una sólida pangea económica, política, financiera
y militar deseada por sus defensores.
Sea
como sea su mayor éxito -hasta ahora- es traer paz al continente, uno que ya
vio dos guerras mundiales devastadoras y no hace mucho atestiguó la Guerra de
los Balcanes.
El
gran dilema actual es cómo dejar ir a Reino Unido con el menor costo de
oportunidad posible y con los menores daños colaterales… además cómo dejarlo ir
sin despecho, sin oprobio y sin ganas de venganza.
El
lunes pasado, Christine Lagarde, directora Gerente del Fondo Monetario
Internacional (FMI) insinuó en Londres una visible recesión para los británicos
si “se van de la UE sin un acuerdo” o bien negocian “un mal acuerdo con los
europeos”.
La
catástrofe llegaría de la mano de una caída de la libra esterlina, una
reducción de la oferta, un aumento significativo de la deuda soberana, un alza
del déficit, una contracción del PIB y un adelgazamiento del tamaño de la
economía británica.
Eso,
en el aspecto macroeconómico, porque las consecuencias en la microeconomía
(personas, familias y empresas) se teme provoquen recortes en los servicios públicos,
con un inevitable encarecimiento de los mismos.
Incluso
se avizora una contracción en el precio de la propiedad privada de las
viviendas, una escasez de medicamentos en farmacias y hospitales, al menos de un
semestre, en lo que el mercado británico reajusta sus relaciones comerciales con el resto de los
países europeos.
También
un encarecimiento en las transacciones financieras, problemas en el cobro de
las pensiones por parte de ciudadanos británicos que viven retirados en
diversas ciudades europeas… vamos un lío.
A COLACIÓN
La
voz de Lagarde en la City ha sonado como de ultratumba, como la del espectro que está viendo el
colapso, por eso es que el FMI pidió mesura, cordura y ante todo “salvaguardar
la estabilidad financiera y monetaria”.
Y todos
debemos desearlo porque en un mundo globalizado la especulación en una moneda
fuerte se vuelve una sangría para las monedas de los países emergentes.
Estas
son las horas más difíciles y medulares entre el Reino Unido y la UE, y lo son
igualmente para la premier May que podría caer en cualquier momento acechada
por el núcleo político duro que quiere cercenar prácticamente todo vínculo con
la UE; destetarse de Bruselas, simplemente lanzarse al vacío.
Resta
ver qué hace la gente, los ingleses, si apoyan vehementemente al alcalde
londinense Sadiq Khan: el político laborista está presionando porque se lleve a
cabo un segundo referéndum acerca del Brexit. ¡Sería un milagro!
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
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