POR
LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-La
generación vacía
Parece
un thriller sicológico, un drama de suspense y hasta una tragicomedia para un
libro de Agatha Christie: una bella joven -casi al borde de la muerte-, yace en
la popa de un lujoso barco propiedad de un conocido magnate mexicano que
vacacionaba en compañía de su familia en las idílicas aguas azul turquesa de
las Islas Griegas.
Es
la pregunta del millón de dólares en cualquier escena con circunstancias extrañas
y casi siempre que hay una persona a punto de perecer o bien que ha fallecido
en el acto, la interrogante más usual es: ¿quién es el asesino?
En
el caso de la influencer australiana, Sinead Mcnamara, la pregunta correcta es,
¿por qué se suicidó? ¿Qué razones o sinrazones llevarían a una chica de veinte
años, de cuerpo escultural, melena rubia y ojos azules a colgarse en la parte
posterior del barco Mayan Queen IV en el que trabajaba como parte de la
tripulación?
No
hay una explicación lógica con pormenores tan chocantes entre sí: aparentemente
feliz (al menos así se lo mostraba todos los días a sus más de 20 mil
seguidores en Instagram) Mcnamara acostumbraba sufragar sus viajes a sitios
paradisíacos buscando empleo temporal… así combinaba trabajo con ocio y
disfrute.
Al
barco Mayan Queen IV, propiedad del empresario Alberto Bailleres, presidente de
Grupo Bal, la australiana llegó de temporada con un contrato que caducó el 31 de agosto; pasó a formar parte de la tripulación de 23
personas que cuidan y atienden el mega yate de 100 metros de largo con
capacidad de veinte cabinas para un total de 16 huéspedes y los tripulantes
mencionados.
Hasta
ahí nada anormal y menos todavía si el barco atracado en Rodas se dedicó a realizar
una ruta por las Islas Griegas ya con la familia Bailleres abordo; justo en la
última semana de agosto se trasladaron a la isla de Cefalonia para desembarcar
a los veraneantes de vuelta a Atenas, el 28 de agosto, para volver a México.
Mcnamara
apareció colgada en la popa del Mayan Queen IV en la madrugada del viernes 31
de agosto, varios testigos que ya prestaron declaración a la Policía helénica
la vieron atada del cuello… la chica se ahorcó.
Varios
miembros de la propia tripulación la bajaron y el médico a bordo intentó
reanimarla dado que aún respiraba mientras que la ambulancia llegaba para trasladarla
a un hospital en Cefalonia y horas después la movieron en helicóptero hacia
Atenas; trayecto en el que lamentablemente murió.
¿Qué
demonio maldito puede nublar la mente de una persona que aparentemente tenía un
futuro por delante? Modelo de bikinis en Instagram, Mcnamara parecía disfrutar
de la vida, de su popularidad y de sus atributos físicos.
El
verano ya había concluido, se había salido con la suya, la había contratado un
luxury boat, se había ganado un dinero y encima gozado de arrebatadores
paisajes. Justo el 31 de agosto fecha de su último día de trabajo, tanto su
hermana como su madre, arribarían desde Australia para pasar con ella el fin de
la temporada estival.
Desde
el primer momento, la Policía descartó un homicidio por los testigos externos,
los testigos internos de la tripulación, más la forma en cómo estaba ella
colgada con las cuerdas totalmente suspendida.
Para
la familia, de primera instancia, se trató de un accidente pero el forense
griego ha dicho que todo apunta a un suicidio, todavía está por concluir la
investigación para dar el veredicto final.
A COLACIÓN
El
caso Mcnamara destapa lo que está aconteciendo con muchos otros jóvenes de esta
época extraviada deseosos de fama y popularidad a costa de lo que sea;
trasladan sus vidas vacías a las redes sociales buscando saciar en ese océano
insondable las carencias de autoestima que arrastran.
Hay
gente que por tres likes es capaz de hacer lo que sea, lo hemos visto con los
tarados retos virales con adolescentes que pierden la vida por una fama
efímera.
¿Por
qué fugarse así de la vida en un escenario majestuoso como la propia ninfa? Los
investigadores barajan una ruptura sentimental reciente… ni la desesperación,
ni la soledad, son buenas consejeras menos con el Hades suelto.
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
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