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sábado, 24 de marzo de 2018

TRUMP ABRE EL QUINTO INFIERNO








POR LA ESPIRAL
                             Claudia Luna Palencia
@claudialunapale




-Trump abre el quinto infierno



            Al final, Donald Trump ha hecho una concesión: metió en un corchete a un grupo de países con los que NO desea tener un conflicto comercial y decidió –a última hora- dejarlos exentos del nuevo gravamen del 25% a las importaciones del acero y del 10% en las tasas ad valorem del aluminio.

            Entre las economías agraciadas están: Australia, Argentina, Brasil, Corea del Sur y deja también fuera de los aranceles extraordinarios a la Unión Europea y, como ya se sabía, a  sus socios en el NAFTA-TLCAN.  

            La guerra comercial comenzará a desatarse a partir de hoy cuando entren en vigor las medidas anunciadas desde días atrás bajo la justificación de frenar el acero y el aluminio “baratos” que ingresan a la Unión Americana.

            No podemos tener peor contexto internacional, primero, en lo geopolítico una remilitarización abierta y graves roces diplomáticos sin obviar que el terrorismo de células sigue siendo el principal temor; segundo, en la geoeconomía las confrontaciones son comerciales, el proteccionismo de Trump lo entiende él como la vacuna, el antídoto, contra el enorme déficit de la balanza comercial estadounidense.

            China ha sido siempre el objetivo número uno de la nueva política exterior y comercial norteamericana, lo que hay es una clara disputa por la sábana del poder, la interpretación de un paso dado aparentemente hacia atrás por Washington es plausiblemente errónea.

Si bien Estados Unidos es el mayor importador de acero del planeta con 35.6 millones de toneladas el año pasado,  los cinco principales exportadores de acero a la economía norteamericana son: Canadá, Brasil, Corea del Sur, México, Rusia y sólo hasta el décimo sitio de relevancia se encuentra China.

¿Qué afectación habrá? Chad P. Brown, investigador y asesor del Peterson Institute for International Economics, afirma que, por ejemplo, Rusia y China sufrirán un impacto aproximado de  823 millones de dólares, el primero y de  689 millones de dólares, el segundo.

El año pasado la Unión Europea exportó a la Unión Americana 7.3 billones de dólares sumando sus ventas en acero y aluminio; Rusia le vendió 3 billones de dólares por ambos insumos, Corea del Sur, 2.9 billones de dólares, entre otros países.  Al hacer Trump una excepción con Canadá y México quedan a salvo de una afectación importante dado que el primero  es el mayor exportador de componentes de acero y aluminio a Estados Unidos con 12 billones de dólares mientras con México  las exportaciones al vecino del norte sumaron 2.8 billones de dólares.

Va siendo momento de entender que, Estados Unidos no piensa ceder su esfera hegemónica y unipolar; hoy por hoy, el trono se lo disputa China que en pocos años será la economía más grande y más sólida, ya es el mayor exportador del mundo y es el segundo mayor importador. En 2016 reportó un superávit comercial por 494 mil millones de dólares.

Lo que pasa es que China es un gigante económico pero un enano político-militar; Rusia, su presidente Vladimir Putin, no esconde su añoranza por la patria soviética y entre sus nuevas metas de gobierno figura un plan de fortalecimiento económico. A diferencia de China, la nación eslava es un gigante geopolítico y militar pero le falta tamaño económico.

Y Estados Unidos conoce bien los puntos flacos de ambos, no hay un paso hacia atrás, es una estrategia para reorganizarse, refortalecerse y seguir liderando a diestra y siniestra sin que le hagan sombra.
A COLACIÓN
El presidente Trump está más obsesionado con el poderío chino que con el ruso, además tiene una relación de amor-odio en parte porque admira tanto la grandeza de la historia rusa como de la china e inclusive respeta y alaba a sus actuales presidentes a tal punto que quisiera emularlos: “Deberíamos probar un día lo que está haciendo Jinping”, dijo Trump recientemente al referirse al nuevo proceso político que ha devuelto al presidente Jinping todo el poder más allá de los límites del tiempo político-electoral.

    Paul Krugman, Nobel de Economía, ha hecho varias veces  alusión a la personalidad dictatorial que lleva Trump ceñida a su carácter una que va haciendo caer -a cuentagotas- renuncias de diversos profesionales que forman  parte de su equipo de trabajo  y también de representantes de su gobierno.

    Se han dado a la fuga sus propios mentores de campaña desde Steve Bannon  hasta diplomáticos de primera línea como Roberta Jacobson que dejará la  embajada de Estados Unidos en México.

     Las más recientes rupturas: Gary Cohn, el banquero fungía  como principal asesor económico del mandatario, dicen que intentó convencer a Trump a favor de dar marcha atrás a sus planes arancelarios y proteccionistas; y por supuesto,  la salida de Rex Tillerson del puesto de secretario de Estado.

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales

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