POR
LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-Un mundo sin juguetes
No deja de sorprender que emporios empresariales casi
míticos, aparentemente intocables e inmunes a las crisis económicas estén
desquebrajándose a gajos, abatidos por la Sociedad de la Información y el
despunte en el negocio de venta online.
Hace medio año leí con profunda consternación acerca de
la debacle en los malls estadounidenses,
años antes una especie de imán, para las grandes masas de consumidores
dispuestos a desenfundar su tarjeta de crédito para atiborrarse de variadas
mercancías y múltiples prendas.
La vía hacia la extinción de estos centros de ocio es una
auténtica y cruda realidad, desde mi punto de vista es socialmente peligrosa
porque estas enormes áreas no nada más concentran diversas tiendas de marcas
sino también ofertan comida, bebidas y actividades de diversión.
Por lo menos la gente sale el fin de semana para entrar a
uno, puede que compre o no, pero de
alguna forma genera cierta convivencia aunque sea decir “thank you” a la persona de turno.
Pero los grandes espacios comerciales serán desmontados
en la medida que el consumidor abra su ordenador y cómodamente desde el salón de
su casa realice hasta la compra del supermercado con un simple clic en su
ordenador. Bye, bye… punto final.
Así poco a poco nos vamos enterando de las desgracias empresariales
ajenas, la más reciente es la de Toys 'R' Us,
el gigante americano de los juguetes también se va a pique.
¿Qué quedará después? ¿Qué otro colapso corporativo nos
aguarda por atestiguar? La venta online de la que Amazon ha sacado jugosa
ventaja y liderazgo es un verde campo fértil, un nuevo territorio por
conquistar, porque esto amigos lectores, es todavía el principio.
En este incipiente arranque no dudemos ni tantito que las
malls físicos serán tarde o temprano virtuales, la realidad virtual nos hará
posible colocarnos unas gafas para experimentar el gozo que alborota al
consumidor cuando sabe que tiene el poder de compra.
Cuando recuerdo a Toys 'R' Us me llega a la memoria la
diversión que como consumidores experimentamos al entrar a la tienda en Nueva
York, no sé si usted conoció alguna, pero significaba una experiencia
megadivertida.
Al menos para quienes disfrutamos –como si fuésemos
niños- de ver, tocar, oler y poner en marcha a los juguetes acomodados en las
estanterías; no se diga cuando Toys 'R'
Us lucía sus mejores galas navideñas.
Ese contacto entre el consumidor y el juguete, entre el
potencial comprador y el artículo es insustituible, quizá en esta primera fase
de la Sociedad de la Información (hasta que la experiencia virtual explosione)
posiblemente llevará en determinado momento a que algunas tiendas físicas
subsistan.
A COLACIÓN
Quizá las nuevas generaciones vayan acostumbrándose cada día más a la
dependencia online así como al Internet de las cosas; muy probablemente veremos
forjar un nuevo tipo de consumidor: uno que no tendrá en sus manos el artículo
para verlo, tocarlo, probárselo o simplemente compararlo.
En neuromarketing, el amor también entra por los ojos, cuando
compras en línea la pantalla sigue haciendo ese proceso dramáticamente frío,
además desespera ir viendo un artículo
tras de otro; yo al menos un par de veces he realizado la compra online y suelo
confundir cuántas veces he marcado el artículo. Me parece un incordio pasar
página tras página hasta encontrar lo que quiero.
Muy posiblemente la realidad virtual despertará
nuevamente el apetito de los consumidores porque todo negocio vive de vender si
pierde ese atractivo que dan los maniquíes y los escaparates no siempre se
privilegiará la aparente inmediatez que proporciona comprar por el móvil o la
computadora.
Ahora bien que los fabricantes y expendedores de juguetes
estén desapareciendo forma parte de otro fenómeno colateral que afecta a los
niños y adolescentes: han sido aspirados súbitamente por los videojuegos. En
parte eso ha marcado en desuso a un mundo que ya no sabe de juegos infantiles,
más que de hambre y de guerra.
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
No hay comentarios:
Publicar un comentario