POR
LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-Reconstrucción y
reorganización
No estamos preparados, no todavía muy a pesar de los 32
años de distancia de los terremotos del 19 de septiembre de 1985, la realidad
es que seguimos siendo bastante vulnerables a las fuerzas de la naturaleza.
México por su posición geográfica y orográfica no dejará
de sufrir eventos desastrosos por sismos y terremotos, es verdad que la amarga
experiencia del 19 de septiembre de 1985 con miles de muertos y otros miles de
damnificados sirvió para instrumentar diversos protocolos de actuación, de
evacuación y permitió que las nuevas
construcciones a partir de entonces contaran con otros parámetros y
lineamientos en las edificaciones.
Empero, no es suficiente. Y no me refiero a la desbordada
solidaridad comandada por la juventud mexicana para ayudar a todos los hermanos
en desgracia, no me refiero tampoco a los cientos de voluntarios ni a los
liderazgos naturales que permitieron coordinar a las fuerzas gubernamentales
hasta que el Ejército tomó el control siempre en coordinación ciudadana.
Me refiero a los fondos de contingencia, a la capacidad
de reacción de las fuerzas gubernamentales, a la alerta sísmica (unas veces
suena y otras no); a los protocolos de evacuación y a lo que ahora viene:
enterrar a los muertos y reconstruir.
Hace unos días atrás abordé en mi columna el impacto de
los terremotos de 1985 en el sexenio del presidente Miguel de la Madrid
Hurtado, cómo el entonces mandatario llegó a temer que
el dolor y la rabia por la pérdida humana y material –en determinado momento-
desbordaran la pasión ciudadana en contra de las autoridades.
Es verdad que ahora no predominó la desorganización
gracias a que los jóvenes de forma espontánea todo lo organizaron desde el
control del tráfico, hasta las listas de albergues, las de las personas
fallecidas y hacia dónde habían sido transferidos los heridos y en qué
hospitales se encontraban.
No nada más aportaron e hicieron acopio de donativos en
especie sino que lo distribuyeron y muchos fueron responsables de que se
abrieran albergues.
Ahora viene lo difícil un duro duelo nacional en una
ciudad cuyo ritmo trepidante querrá recuperar su normalidad, y eso implica que entre
los edificios que se cayeron aunado a los que quedaron cimbrados por lo menos
hay más de mil personas sin vivienda que lo perdieron todo.
Y si el esfuerzo ciudadano fue ejemplar queda que el
esfuerzo de la iniciativa privada y el gubernamental también lo sean para que
las heridas sean lo menos sangrantes posibles.
Aquí hay gente que todo lo perdió, personas que pagaban
hipoteca, otros propietarios sin seguro de cobertura para el hogar; algunos en
situación irregular, otros sin escrituras, cada quien con su particular
problemática.
Habrá empresas inmobiliarias que buscarán eludir su
responsabilidad, constructoras que a lo mejor ya dejaron de existir, ¿a quién?
¿cómo? y ¿cuándo? dirigirse…
Hace 32 años, el Gobierno de De la Madrid no pudo escapar
de la responsabilidad ni del costo ni del golpetazo en ciernes en toda su
magnitud por el desastre; ahora, estamos a meses de iniciar campañas electorales
para la renovación de la Presidencia de México.
A COLACIÓN
Precisamente un punto flaco sigue siendo la ubicación,
hay gente que no evacua, se queda en su sitio pensando que es una falsa alarma;
deben reorganizarse los esquemas de evacuación hacerlos más rápidos, repetirlos
incansablemente hasta que se logre bajar el tiempo.
Los propios Topos han indicado ver cadáveres en fila de
indias en las escaleras, se les vino el edificio encima… simplemente no
lograron llegar a salvo a la calle.
Un edificio demora entre 6 a 9 segundos en colapsar, si
hay demasiada gente para evacuarla de forma expedita entonces los arquitectos y
los ingenieros tienen en sus manos un desafío: cómo garantizar el menor daño
humano posible por un terremoto que no será además el último.
¿Una habitación del pánico? ¿O quizá reforzar con
estructuras de acero todas las áreas con escaleras para evitar que si la gente
está saliendo por las mismas no quede atrapada ante la premura?. Sin duda queda mucho por hacer, aprender,
mejorar y reforzar. No será el último.
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
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