POR
LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-Consumo obsesivo
¡Comprar! ¡Consumir! ¡Gastar a como dé lugar!, cualquier
pretexto es perfecto en el capitalismo voraz, la invitación es abierta: compra
si estás enamorado, soltero, casado, triste, decepcionado, despechado, si
extrañas a tu amor o si eres feliz e inclusive hasta para celebrar un triunfo
así como la vida y la muerte.
Hace unos días leí un artículo del colega Rubén Amón en
el periódico El País dedicado precisamente al éxtasis del consumismo encerrado
entre las cuatro enormes paredes de un Primark en la Gran Vía de Madrid.
Esta cadena irlandesa del
low cost se instaló en la capital española hace dos años, y sobra
afirmar que arrasa en ventas tanto en el mercado local como con los turistas.
Al respecto Amón señala cómo se cocinan en determinados
casos verdaderos éxitos en ventas, a tal grado, que turistas en masa atascan la
tienda de la Gran Vía convertida ya en una verdadera atracción, un nuevo punto
de referencia… la nueva Puerta de Alcalá para el extasiado visitante foráneo.
Algunas columnas atrás yo abordé el tema del hitazo de
Ikea, la firma sueca de muebles e inmobiliario que allá dónde se instala
levanta varios ceros en facturación.
Como economista no estoy en contra de la dinámica del consumo,
lo que me parece perverso es caer en una
situación de descontrol, una insana codependencia con consecuencias económicas
–tarde o temprano- en el bolsillo; lo que es lo mismo en las finanzas
personales.
Con la penetración de las tecnologías de la información
el consumo se ha exacerbado ya no es menester desplazarse físicamente a una
tienda basta con encender el ordenador o bien desde el teléfono móvil y
adquirir con un simple clic uno o más artículos.
Esa soltura ha abierto en paralelo un nuevo parangón, con
sus riesgos, no para una persona más bien millones de personas con problemas de
dependencia.
Veámoslo en perspectiva: un adicto a los casinos, llamado
ludópata, no requiere acudir a un centro de ocio para satisfacer su adicción,
basta con tener el ordenador encendido y su tarjeta de crédito o débito a un
lado para engancharse a la trampa de los casinos online.
Con el consumidor está aconteciendo algo similar, hay una
patología del consumo detonada en la medida que las facilidades para llegar a
los productos van acelerándose -una especie de pantalla nítida-, y casi
pudieran tocarse, sentirse, olerse y acariciarse sentados desde el otro lado.
El hipermercado de la realidad virtual que nos sigue a
todas partes, día y noche, una tentación permanente para muchos consumidópatas
que no logran desprenderse de esa necesidad compulsiva por comprar.
Me viene a la mente una serie estadounidense que intenta
rehabilitar la vida de las personas, ayudarles a tener una segunda oportunidad,
y está dedicada a consumidores compulsivos personas con una característica en
común: la necesidad de acumular pero a diferencia del Síndrome de Diógenes (acumular
la basura) requieren la satisfacción de gastar el dinero, de saber que lo han
comprado, que han ejercido al máximo su poder por comprar, por poseer. Aunque
en la mayoría de todos los casos, nunca usen lo adquirido.
A COLACIÓN
Hay tantos
desequilibrios afectivos, tantas carencias en el alma de las personas, que hay quienes se desenfrenan con el sexo,
otros con el alcohol, las drogas existe todo un amplio abanico de patías en la
medida que la sociedad va enfermando e incrementa la soledad.
En China, a propósito del Día del Soltero, el grupo
Alibaba ofreció más de 15 millones de
productos disponibles en su portal; este gigante del comercio electrónico
(versión asiática de la estadounidense Amazon) está alcanzando cotas
elevadísimas de facturación.
El año pasado, en el Singles Day, se embolsó la friolera
de 16 mil 400 millones de euros y en esta edición espera un incremento del 30%
de sus ganancias.
Y falta el Black Friday (24 de noviembre) que es el
prolegómeno a la ruta de gastos navideñas, así es que agárrese las manos y
esconda su tarjeta de crédito en el último rincón de su casa. Si va a comprar,
hágalo previamente anotando qué es lo que verdaderamente necesita.
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
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