Claudia Luna Palencia periodista y corresponsal en España y Europa foto del 16 de noviembre de 2018
POR LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-AMLO, la
gallina y el huevo
Quedan
pocos días para que Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, tome posesión
al frente de la Presidencia y se inicie oficialmente lo que él llama como “la
cuarta transformación” de México.
Aunque
ya prácticamente gobierna desde hace un par de meses en que el presidente
actual, Enrique Peña Nieto, decidió cederle espacio político y de poder; un hecho inédito
en anteriores cambios de gobierno presidencial
tanta cortesía de Peña Nieto para con un contrincante de otro partido
político.
Si
lo observamos por el lado del crisol de los inversores nacionales pero sobre
todo internacionales, lo positivo de esta “transición de seda” es el mensaje
que hay en fondo de la botella que intenta apaciguar los ánimos para evitar una
salida de inversiones y capitales so pena de seguir castigando más el tipo de
cambio del peso frente al dólar y el euro; y encima crear una gravísima crisis
de confianza que nadie, pero nadie, deseamos. Ya vimos lo que ha pasado con el
tema del Aeropuerto.
La
gran duda hasta el momento es qué Andrés Manuel veremos en el ejercicio del poder,
¿el pragmático o el populista? Algunos lectores contestarán rápidamente que el
populista, empero, recordemos que han pasado trece años desde la última vez que
él desempeñó un cargo electo cuando fungió como jefe de Gobierno del Distrito
Federal.
Y
que durante prácticamente dos sexenios si bien se dedicó a recorrer la
geografía patria llegando a conocer al México profundo -como ningún otro
político ha tenido la oportunidad de hacerlo-, en todo ese tiempo México ha
continuado con su dinámica económica sumergido en un caleidoscopio
internacional que también lleva su ritmo trepidante.
Hay
quienes dicen “vamos a darle una oportunidad” y esa ya se la dieron millones de
votos a su favor, los votos del hartazgo de la generación Millennial que
pudiendo tener una mejor calidad de vida que sus padres y que sus abuelos no la
consiguen porque sus oportunidades laborales y de ingresos son peores respecto de los primeros y de los segundos.
¿Un
populista ejerciente? Aquí el mayor respaldo, de comportarse así, lo buscará en
las masas más desfavorecidas que en el país son más de 50 millones de personas,
peligroso asunto si es el discurso del odio el que se recita y entonces se
fomenta la división y el rencor social como ha sucedido en Venezuela para no ir
más lejos.
Yo
creo que López Obrador será más bien pragmático querrá obras vistosas y hacer
cosas que la gente pueda ver para diferenciarse del anterior sexenio así como
de muchos otros más.
Que
en la época de los plebiscitos y los referéndums hará uso de éstos hasta el cansancio, pero eso no lo hace
populista per se, en Europa recurren frecuentemente a los referendos: Suiza por
estos días tendrá uno más para preguntarle a la gente si quieren que el derecho
suizo se aplique por encima de todo “hasta cuando contraviene a las leyes
internacionales”.
A COLACIÓN
A
mí lo que realmente me preocupa es que él, aupado por su equipo más cercano
empiece a tener ideas económicas “geniales”, la economía no es como las matemáticas
ciencia exacta en la que el orden de los
factores no altera el producto; en economía desordenarlos provocaría además un
caos previsible e imprevisible partiendo de que la ciencia económica habla de
dinero sí, pero también de sus relaciones con las personas y sus actividades
económicas y hasta con sus gustos más subjetivos e irracionales.
Esa
es la parte inquietante llegar a creerse Dios para maniobrar por ejemplo en
variables que él considera pueden reducir la pobreza de forma rápida y en
contraparte únicamente tener un espejo de bienestar que puede ser tan real como
si fuese una visión en el desierto.
La
pobreza es una variable con múltiples condicionantes como caldo de cultivo para
permitir que surja y no depende únicamente de la elevación del salario mínimo, ¿qué fue primero la gallina o el
huevo? Tampoco se rompe a base de subsidios se ha demostrado que sin acceso a
educación, a formación, a servicios públicos de sanidad, a un empleo formal con
las prestaciones de la ley aunado a la inclusión en los servicios financieros
(formación de cadena ahorro y acceso a préstamos) la pobreza no se rompe
generacionalmente.
Si
el nuevo presidente recurre a la táctica de elevación del salario junto con un
mayor dispendio de subsidios para la pobreza sin crear una verdadera cadena de
acción para, en efecto, permitir que cada vez más pobres accedan a la clase
media tendremos entonces otros seis años desperdiciados y peor todavía se habrán
trastocado otras variables económicas provocando perjuicios indeseados.
Nunca
será fácil ejercer el poder, porque la realidad es siempre una muralla fría y
dura, lo importante es tener el conocimiento acerca de lo que se quiere hacer y
rodearse de gente que también conozca lo mejor posible del tema porque la
ignorancia es un arma peligrosa y en economía implica fuga de capitales, crisis
de confianza más volatilidad.
Esperemos
con esperanza que en el nuevo sexenio
que está por comenzar prevalezca la razón sobre del corazón, que yo
prefiero a un López Obrador pragmático que populista que sepa unir los
intereses de todos los mexicanos hacia un mismo lindero: hacer de México una
economía más incluyente y equitativa. Veamos pues…
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
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