POR
LA ESPIRAL
Claudia
Luna Palencia
@claudialunapale
-2018: cita con el destino
El próximo año será crucial para la toma de decisiones
que pueden cambiar el destino de una nación, meterla en la encrucijada de dejar
fluir las cosas bajo su inercia acostumbrada o bien romper el orden y atreverse a dar el salto al
vacío… a la incertidumbre.
El decidir, elegir u optar tiene siempre ese pequeño
inconveniente adherido e intrínseco: no saber si el voto emitido en las urnas,
ese sufragio de confianza hacia un candidato terminará siendo del todo acertado
porque la experiencia nos enseña que no siempre ser un gran candidato se
traduce en un gran gobernante.
La mayoría de las veces pasa todo lo contrario, una
persona puede ser muy buena para la perorata, para inflamarle los oídos a los
potenciales electores con dulces cantos de sirena; y después, ser un pésimo
gobernante, lleno de dudas e incapacidades para lo toma de decisiones –muchas
delicadas- que demanda el ejercicio del poder.
Amigo lectores se acordarán del voto del miedo, cuando el
terrible asesinato del candidato del PRI Luis Donaldo Colosio, nos instaló
desde entonces en la misma maraña circunstancial de Colombia. Un país al que desde hace años atestiguamos su
lamentable violencia, narcotráfico y descomposición social, como simples
espectadores, a través de los medios de comunicación.
Mientras en México la opinión pública abordaba el tema de
Colombia como el de un Estado fallido, atenazado por el terrorismo perpetrado
por los grupos insurgentes y por los paramilitares, de momento nos sentíamos indemnes,
pero la verdad sea dicha de paso, el asesinato del candidato Colosio marcó un
punto de inflexión en la vida política del país azteca.
Desde entonces todo ha cambiado, política y económicamente
hablando, y el Estado no es mucho más fuerte que antes ni mucho más
transparente ni mucho menos corrupto; y
hoy por hoy en ese México de jóvenes millennials de espíritu de oro y arrojo de
plomo, ya ni siquiera la pobreza es el principal problema que más nos preocupa,
lo es la terrible inseguridad y la falta de un Estado de derecho, duele la
lacerante impunidad que cobija a tantos malhechores.
A COLACIÓN
Después del voto del miedo en 1994 que metió a Ernesto
Zedillo Ponce de León en la Presidencia y favoreció desde luego al PRI, en el
año 2000 la ciudadanía se atrevió a dar ese gran salto.
Como candidato del PAN Vicente Fox encendió muchos
corazones, abrió una enorme ventana para todos aquellos que deseamos ver un
México más próspero y sobre todo con menos inequidades.
¿Qué recuerda de las elecciones de julio de 2000? Yo, a
mucha gente arriba de 55 años de edad, llorando emocionada porque creyó que “morirían
sin ver a otro partido que no fuera el PRI gobernando el país”.
Desde luego que Fox como presidente enfrentó toda la
terrible inercia que lastra y ata al país en todos y cada uno de sus canales,
no se diga desde luego el económico.
El poder económico manda, gobierna y pone las reglas del
juego casi siempre: lo vemos en la globalización primordialmente con el
presidente Donald Trump que como empresario llegó a la cúspide del poder político para defender
los intereses de sus amigos; y ha preferido renegar del cambio climático que
dejar de engrosar las arcas de la
industria del carbón y de la propia industria automotriz.
En 2018 hay un nuevo choque de fuerzas políticas, así
como de profundos intereses económicos, la llegada de Trump con su
equidistancia ideológica y su chocante personalidad están de alguna forma
obrando a favor de Andrés Manuel López Obrador y su grupo de MORENA.
Esto sucederá en la medida que AMLO sepa capitalizar para
sí mismo el resentimiento y el rechazo de Trump a los lazos preestablecidos con
México en las últimas décadas.
El sentimiento nacionalista y patriótico exaltado por el
magnate inmobiliario, su “America first” puede ser un revulsivo en la campaña
política de México el próximo año.
Y llegará a la Presidencia quien mejor de todos los
candidatos utilice dicho argumento nacionalista y patriótico, quien logre
cristalizar en votos el rechazo de Trump y la oportunidad de decir que es
tiempo para México y para los mexicanos.
El dilema moral es
que nuevamente acontecerá un rosario de promesas (incumplidas) y el país
honestamente no está para perder más el tiempo ni para continuar con ese enorme
desbalance social producto de una sociedad donde hay más pobres que ricos. Ya
lo hemos visto el NAFTA-TLCAN no ha servido para corregirlo.
Directora de Conexión Hispanoamérica,
economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
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